
En una sola frase, pequeña y acotada, lo volví a ver como la primera madrugada. Tras el "Estoy acá. Recién llegado", vino un "Te veo en la semana" como una afirmación contundente. No lo preguntó, simplemente lo dijo, lo aseveró, lo aseguró con certeza como si no hubiera duda ni opción. Y después agregó "y conversamo un poco, dale?". Ya el hecho de que haya escrito conversamos sin la s final era un buen síntoma y me animaba, me permitía creer que existía algo de luz en lo que había sabido ser tan oscuro durante tanto tiempo.
Del otro lado, volvía a estar el, como la primera y unica vez que lo vi, volvia a estar ahi, para contarnos con besos mas de lo que ya sabiamos , simplemente el .
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